domingo, 20 de junio de 2010

Anita...

Los sentimientos no se imponene; surgen. El creer y el amar son vuelos de vida que jamás existen desde la sumisión. porque el sentimiento se eleva en atmósferas de comprensión y libertad, y se aplasta con las mil y una ataduras que pretenden someter el intelecto.
Si esperamos encontar en otro la luz, lo último que le podemos ofrecer es la noche y el trueno. Cuando alguién trata de forzar el sentimiento ajeno a través del poder económico, el apabullamiento mental o incluso la amenaza física, lo único que consigue es la dependencia anoréxica de interés. Confunden sentimiento con sometimiento, esa ruin gloria de gusano de los raquíticos mentales.
No hay animal mas nocivo que un dominante con poder, porque sólo a través de la anulación de los demás consigue verse inteligente así mismo.
Cuando toca convivir con uno o una (porque en todas pates se cuecen habas), la mejor vacuna es la cultura, esa fuerza invisible y suave que nos abre el cerebro a la dignidad y oportunidad. Solo en la solvente toma de conciencia de saberse dominado nace el germen del amor propio y la libertad. Aceptar a un bastardo propietario de nuestra vida como un inevitable mal del destino es, además de autoflagelarse, convertirse en sufrido remero de una barca de la q nunca conoces el destino.
El sentimiento es el calor más entrañable, quien lo quiera recibir, que alimente el fuego y no lo ahogue.